Con
un día cubierto de nubes vamos a Orlé Isidro, José Manuel y yo. Nuestra
intención era en principio subir a la Carasca, que ninguno habíamos subido.
Lavadero de Orlé |
Llenamos
las cantimploras en la fuente y callejeamos por Orlé haciendo unas fotos. Para
empezar el camino tenemos un recorrido marcado por el valle del río Orlé que
lleva a la collada de Capiella; aunque Jose lo conoce y me dice que empieza por
aquí yo dudo y prefiero empezar por el margen derecho del río, donde está el
cartel que pone "Senda Valdunes".
Enseguida
la pista se empina, subiendo bajo los árboles. Me asaltan las dudas, porque el
camino, aunque conocido, nos va alejando el sonido del río, que deberíamos
llevar cerca a nuestra derecha. Creo que estamos subiendo por otro valle y no
es este el camino que queríamos tomar para llegar a Conforcos y la foz de Melordaña.
Vamos
subiendo en la niebla, siguiendo la pista hasta que ésta se mete en una gran
pradería rodeada por bosque. Aquí decidimos seguir el camino que bordea la "muria"
que cierra el prao, hasta que llegamos a una zona más despejada de árboles,
pero aún dentro de la niebla.
Al cabo
de casi dos horas de subida alcanzamos el límite de la niebla y nos asomamos a
la vertiente que da a Bezanes y Soto.
Reconozco que fue un fallo no haberle
hecho caso a José Manuel, que dijo que le parecía que el camino que él conocía salía
de Orlé; tampoco Isidro dijo nada porque él conocía mejor la vertiente de
Pendones y no desde Orlé.
Detrás de mi Campigüeños, la Carasca, al fondo el Tiatordos y a la derecha la Senda, llamado también el Cantu el Porrón.
Bueno, como la Carasca nos queda algo más lejos, nos adaptamos a la situación y aprovechamos para subir desde aquí al
Requexón, que tenemos al lado y al que ninguno habíamos subido antes.
Foto de cumbre el el Requexón de Valdunes |
Frente
a nosotros tenemos la Carasca, que era nuestro objetivo inicial; nos
replanteamos qué hacer, y ya que queremos bajar de nuevo a Orlé, donde tenemos
el coche, tenemos que ir al collado la Capiella. Nos queda por debajo del pico
La Senda, con lo que decidimos seguir a la cumbre de la
Senda para bajar al collado y recorrer ya de regreso todo el valle hasta Orlé.
Aquí, a mas altura, en el bosque de hayas aún no brotaron las hojas; por cómo están aplastadas las hojas secas, hace poco que se quitó la nieve del suelo.
Tenemos
que perder altura, desde los 1666 m del pico a bajar por el bosque a la abandonada
majada Llago, para volver a subir la larga loma y arista del Porrón, hasta subir
a sus 1704 metros de altura.
Desde la cresta nos observan los rebecos |
Detrás
de nosotros la niebla vuelve a cubrir de nuevo la cumbre del Requexón en un juego continuo. Abajo aparece la Vega Llago y el camino al Coto Braña que llevaría a Bezanes.
Poco a
poco remontamos la loma y la arista del pico La Senda o Porrón
En el pico La Senda |
Cuando
llegamos arriba tenemos ante nosotros toda Asturias cubierta de nubes de las
que sólo sobresalen las cumbres de la Cordillera y los picos más altos de los cordales de Aller,
Caso y Ponga.
Frente a nosotros la Carasca y detrás el Campigüeños |
El Tiatordos y el Maciédome |
El puerto de Tarna con los Mampodres detrás |
La cordillera hacia San Isidro, con el Torres destacando |
Detalle de la Carasca |
A lo lejos Picos de Europa: Llambrión, Friero, Salinas ... |
Montes de Ponga: Recuencu, Collau Zorro ... |
Después
de comer y estar un buen rato en la cubre, al calorcito del sol, empezamos a
bajar, porque a alguno le está dando la modorra e incluso intenta echar una
cabezada en la cumbre. ¡Es lo que tiene madrugar tanto, porque empezamos a
caminar a las 9 de la mañana y son ya las 2 de la tarde!.
Bajamos
a la collada la Capiella y nos metemos de nuevo en la niebla. Ando algo
preocupado para encontrar el camino marcado que nos lleve valle abajo a Orlé,
aunque no tiene pérdida. En contraste, Isidro y José Manuel "charran"
que no callan y me dicen que "tranqui, Javi, que ya lo
encontraremos". Como asumí el papel de "guía", yo sigo buscando
las trazas del camino.
Esas botas nuevas de José Manuel son impresionantes ... ¡pisan fuerte allá por donde van!
Tras la
niebla vemos cubrirse tanto al pico la Senda como al Requexón, mientras caminamos bajo los paredones de la Carasca, irónicamente tan cerca ahora, porque
desde la Capiella podríamos subirla en poco tiempo - bueno, añadiendo una hora
más de recorrido-.
Junto al
arroyo que baja de la collada hay trazas de camino del ganado que baja a beber;
fijándonos en el agua vemos con sorpresa una gran cantidad de sapos por todo
el cauce.
Es
época de apareamiento y están en plena actividad; por todas partes vemos sapos
hembras de gran tamaño a las que se suben los machos -mucho más pequeños que
ellas- buscando la "oportunidad" para fecundarla. Nos fijamos también
en las largas líneas de huevos, una especie de tubos transparentes donde van
los huevos uno tras otro como un rosario. No los molestamos más, como dice ...¡el budismo!...
Por
fin damos con las señales marcadas de Sendero de Pequeño Recorrido en blanco y
amarillo. Aunque no estuvieran habríamos acabado encontrando el camino que
recorre el valle hasta Orlé, pero así es más sencillo en la niebla bajar
siguiendo las marcas.
Otra vez
en el bosque, junto al arroyo que va aumentando de caudal según van añadiéndose
otros regatos que bajan del deshielo de la nieve de los picos.
La niebla
cambia el paisaje y crea unos contrastes de luces que, aunque no veas el camino
delante de ti, envuelve árboles y valle en una atmósfera especial.
Cabañas en Conforcos |
Así
llegamos a la majada de Conforcos, donde queríamos llegar por la mañana; el
gran chalet-refugio de caza aparece como un fantasma en la niebla.
Orquídeas |
Gamones |
Seguimos
valle abajo por un buen camino tradicional
enlosado con grandes piedras; el río a nuestro lado, nos descubre rincones con cascadas
y verdes plantas, helechos y musgos que aprovechan esta humedad.
Entre
largas charlas de viajes exóticos por Siria -menuda ciudad es Alepo- , Jordania
-¡y que me dices de Petra!- o Egipto - Luxor, el valle de los reyes, Assuan- llegamos
a Orlé.
Eso
sí, aunque hoy no subimos al pico la Carasca, que conste que estuvimos en la
Carasca. No es un acertijo, es que ¡nos tomamos unas cervezas en el
restaurante La Carasca de Orlé!.
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